- Dolor: Es un síntoma muy incapacitante, los pacientes dejan de hacer muchas otras cosas, para controlarlo se necesitan analgésicos de diferente potencia desde los más leves como el paracetamol, hasta los más fuertes como la morfina o la oxicodona.
- Estado de ánimo: Puede ser bastante cambiante a lo largo del proceso oncológico, el diagnóstico se suele vivir con choque, rabia, tristeza, miedo e incertidumbre.
- Sueño y descanso: La ansiedad que acompaña la enfermedad en muchos casos dificulta el descanso nocturno. Entre un 30% y un 50% de los pacientes tienen insomnio lo que produce una mayor fatiga durante el día.
- Dieta: En el aspecto nutricional en personas que tienen cáncer hay que tener en cuenta, por un lado, como las náuseas y los vómitos asociados a la quimioterapia y la radioterapia alteran la dieta.
- Autoimagen: Los efectos de algunos tratamientos pueden cambiar el aspecto físico de una persona: caída del cabello, aumento de peso, cicatrices de la cirugía, etc.
- Movilidad y ejercicio físico: Cada vez hay más estudios que demuestran las ventajas de practicar ejercicio físico cuando se tiene cáncer. Además de reducir algunos síntomas de la enfermedad y algunos efectos secundarios del tratamiento, el ejercicio físico contribuye a mejorar el estado de ánimo, la salud general y el contacto social, sin embargo en muchos casos por los síntomas o el estado de ánimo, no tienen una buena actividad física.
- Trabajo: La mayoría deben dejar de trabajar al recibir el diagnóstico. Esto puede convertirse en un problema si se aportaba un sueldo necesario a la familia o si era una actividad que le permitía distraerse de su enfermedad, no es fácil volver a encontrar trabajo, ya que es habitual que las empresas rechacen contratar personas que han tenido cáncer por temor a que las bajas laborales sean frecuentes.